En la unidad de cuidados intensivos de la Clínica Antioquia de Itagüí, donde estaba recluida desde el 17 de enero, entregó su espíritu al Señor, a las 16:20 horas del domingo 9 de febrero de 2020, nuestra querida hermana MARIA ORFILIA OSPINA NARANJO, de San Juan de la Cruz, a los 85 años de edad y 67 de vida religiosa.
Orfilia nació en Belarcázar (Caldas) el 23 de junio de 1934 en el hogar de los esposos Alberto Ospina y Erfilia Naranjo, la séptima entre 9 hijos; ingresó a la Congregación en 1951, e hizo su primera profesión en 1953. Desde sus primeros años de vida consagrada dio muestras de gran talante espiritual, sentido fraterno, disponibilidad y compromiso apostólico, que la constituyó en una Carmelita Misionera de corazón universal, disponible a servir en cualquier misión de la Congregación.
Mujer en toda la integridad de su persona; de carácter recio, exigente en lo esencial, enemiga de la mediocridad, coherente con sus principios cristianos y religiosos.
Carmelita Misionera plenamente identificada con el Carisma Palautiano; referente vocacional para las jóvenes a quienes dedicó lo mejor de sus energías, pues la Pastoral vocacional fue siempre su principal preocupación, la cual depositaba cada día en el corazón de la Virgen María, a quien amaba tiernamente. De profunda vida teologal, huía del protagonismo y amaba el silencio y la soledad.
Dios la enriqueció con especiales dones y habilidades; con igual destreza atendía tanto los quehaceres de la casa como las actividades pastorales con niños, jóvenes y adultos. Poseía un exquisito don de gentes, gran facilidad para los idiomas, profundo sentido eclesial y litúrgico, celebraba las fiestas comunitarias y litúrgicas con gran solemnidad y exquisita belleza, gracias a las dotes artísticas que poseía.
Disponible para la misión, dejó su huella apostólica no solo en Colombia sino también en comunidades de Estados Unidos, España, Italia, Polonia, Nigeria e Inglaterra.
A las hermanas de San Antonio de Prado que compartimos los últimos días de su enfermedad, tanto en la casa como en la Clínica, nos ha dejado una gran lección de fortaleza, paciencia, aguante y gran serenidad para afrontar el dolor, luchó fuertemente contra su enfermedad, pues tenía gran ilusión de recuperarse para seguir sirviendo, pero el Señor la encontró ya madura y la llamó a brillar desde el cielo.
Gracias Orfilia, tu vida fue un gran regalo de Dios para la Congregación, muchas jóvenes Carmelitas fruto de tu trabajo pastoral y formativo, reconocen el legado espiritual y carismático que les trasmitiste; continúa velando por las vocaciones.
San Antonio de Prado, Febrero 10 de 2020
A las 3.30 p.m. del día 10 de febrero, se realizan las exequias en la Capilla de la Comunidad “Nazaret”- San Antonio de Prado, con la Eucaristía que preside el P. Diego Gaviria, Sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín.